¿Qué es una fintech?
Definición de fintech
Finanzas y tecnología. Financial technology. Fin + tech. Fintech. Así nace el concepto de integrar la tecnología en el mundo de las finanzas, y así se nombró a este tipo de empresas enfocadas a servicios financieros abordados desde la tecnología. No cabe lugar a duda: están viviendo un auge notorio y funcionando como catalizadores de cambio dentro de la industria (o incluso, en algunos casos, destronando a sus competidores más tradicionales).
Las fintech están fuertemente unidas al mundo startup: nacen como respuesta directa a una necesidad muy clara de los usuarios (ya sean individuos o empresas), su eje central es la innovación y suelen tener un enfoque muy claro de experimentación e iteración. Y en el caso concreto de las fintech y como se ha considerado que el sector financiero tradicionalmente estaba preocupado por las motivaciones, frustraciones y necesidades de sus clientes, suelen ofrecer precisamente eso que los usuarios pedían: más control, más transparencia y costes más asequibles.
¿Cuándo nacen las fintech?
Las empresas fintech surgen con la llegada de internet al público masivo. Las nuevas tecnologías de los años 90 y 2000, el comercio online y el acceso a más información hacen que nazcan nuevos modelos dentro del sector financiero. Así que, como ves, no es un fenómeno nuevo.
El primer boom de las fintech fue en los años 2008-2010. De nuevo, la creciente adopción de nuevas tecnologías y sobre todo de dispositivos móviles (smartphones) por el cambio de hábitos que supusieron, hizo que las ideas de negocio enfocadas a innovar en el sector financiero tuviesen más y más financiación.
Desde 2018, aproximadamente, se considera que las fintech como grupo están llegando a un mercado masivo. Otros sectores fueron avanzando tecnológicamente de manera progresiva, pero en general el mundo financiero se quedaba algo atrás a ojos de los clientes. Esta percepción de urgencia hace que nazcan nuevas empresas constantemente (y muchas prosperen), y que los pioneros nacidos en torno al año 2000 se consideren ya como actores sólidos y establecidos.
¿Qué quieren conseguir las fintech?
Como comentábamos, las empresas fintech nacen con la tecnología y la innovación en su ADN, y en un sector como el financiero el reto estaba en la experiencia de usuario de los clientes. Tanto en finanzas personales como en pagos o plataformas de inversión (por ejemplo) solía haber un intermediario que en ocasiones lo que traía consigo eran papeleos, plazos e incomprensión. Las fintech buscan diseñar sus productos y servicios pensando en el usuario final y dándole control. Para lograr su propósito de eliminar intermediarios se suelen centrar en la automatización. Aportan inmediatez y transparencia, y en general suelen contar con una plataforma digital que es el núcleo de todo. Estas plataformas van avanzando rápidamente a medida que la tecnología avanza y se adaptan a las tendencias tecnológicas y de otros sectores.
En resumidas cuentas, las fintech quieren:
Simplificar procesos.
Abaratar costes para sus clientes.
Que los procesos y productos financieros sean más accesibles.
Y en general, optimizar la experiencia de usuario.
Tipos de fintech
Podemos clasificar a las fintech según el servicio que ofrecen. No hay un acuerdo total sobre el número de categorías, pero las más frecuentes son:
1. Pagos y transacciones. Empresas que ofrecen automatización, costes asequibles (o inexistentes) y seguridad en cada trámite, dirigidas tanto a individuos como a empresas.. Es el grupo que más se ha expandido entre todo tipo de públicos por la facilidad de realizar transacciones entre cuentas en segundos, pagar con diferentes dispositivos (aquí entrarían tanto los tpv físicos y virtuales como las soluciones de pago móvil) o incluso fraccionar los costes.
2. Inversión y préstamos. Con esta aceleración de las necesidades financieras también llega un claro crecimiento (y mucha apertura) del mundo de las inversiones.. Lo más frecuente es que sea una compañía que asesore sobre inversiones online y permita invertir de manera automática. Por otro lado, las plataformas para solicitar préstamos personales o para empresas también se han multiplicado.
3. Finanzas personales. Puede que hayas oído hablar de los neobancos o de los challenger banks: son un tipo de fintech que permite al usuario operar de manera digital. En algunos casos este tipo de empresas cuentan con licencia bancaria, y en otros funcionan como una capa digital de una cuenta ya existente.
4. Crowdfunding. Es otro tipo de inversión, pero en este caso sin riesgo y buscando la democratización de las ideas. Este tipo de plataformas dan visibilidad a proyectos que necesitan financiación más allá de préstamos o ayudas administrativas, y si recaudan lo necesario, la persona que ha aportado dinero recibe algún tipo de recompensa (acordada previamente).
5. Criptomonedas. En realidad podrían clasificarse dentro de la primera categoría (pagos y transacciones) pero por sus peculiaridades se les suele considerar como un fenómeno a parte. Son plataformas que permiten operar (comprar y vender) divisas de manera segura y que se centran en la exploración de blockchain.
Volumen de negocio de las fintech
En su primer boom allá por 2008, al hablar del sector fintech ya se hablaba de mil millones de dólares en valoración. Cinco años después, en 2013, la cifra se había triplicado. En 2018 (el momento de mayor expansión) las cifras superaba los 100 mil millones, y se espera que en 2022 la cifra sea incluso superior a 300 mil millones. No hay duda de que el interés por estos productos y servicios no hace más que crecer y que el sector se está consolidando. A medida que avanzan estas empresas, lo hacen también las regulaciones de diferentes países y territorios, por lo que cabría esperar que en cuanto el entorno sea menos retador aparezcan todavía más actores y tanto la población como las empresas tengan todas sus necesidades financieras cubiertas (si así lo desean) por empresas tecnológicas, innovadoras y de total confianza.